Número uno: leí Siddharta de Herman Hesse. Siddharta reconoció a Buda por la expresión en su rostro, el aire de sonrisa.
Número dos: me propuse una meta sencilla pero que requería compromiso; terminé el secundario el último día de clases regulares.
Número tres: no dejé que me lastimaran. Tres meses fuera de casa.
Número cuatro: fui a buscar algo. Encontré muchísimo más, algo que mis palabras quizás nunca alcancen a describir. Partículas de energía en el cielo, accionar sobre mi, el destino colectivo, acercarse a lo absoluto.
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